Seguridad, visión y estética: las tres claves para elegir una malla de seguridad

Más vale prevenir que curar dice el viejo refrán y ello cobra vital relevancia en las construcciones en altura, donde contar con mecanismos de protección en balcones, ventanas y terrazas es primordial para evitar accidentes

 

Proteger a quienes más queremos es un anhelo y una responsabilidad, especialmente, cuando se trata de niños, adultos mayores y mascotas, que viven en edificios, donde existe el riesgo real de una caída desde las alturas. De ahí que la instalación de mallas de seguridad en terrazas, balcones y ventanas sea una práctica cada vez más común, que permite evitar tragedias.

 

De hecho, en la Comisión de Vivienda y Urbanismo de la Cámara de Diputados existe un proyecto de ley, pausado desde 2019, que busca exigir mallas de seguridad en todos los departamentos en que resida un menor de 12 años. La iniciativa cobra relevancia tras el accidente que ocurrió en Estación Central y que culminó con el fallecimiento de un niño de 5 años.

 

En este sentido, Pablo del Mauro,  gerente de Tantus Balcón Seguro, explica que las mallas de seguridad son un elemento de protección que busca impedir la caída de personas vulnerables y mascotas desde construcciones en altura, gracias al material del que están hechas. “Las mallas de seguridad están hechas de poliamida, que es un tipo de polipropileno muy similar al del hilo de pescar, por lo que otorga resistencia ante un impacto,  como el de una persona que choca con ella”, explica Del Mauro.

 

La resistencia es el factor clave para prevenir accidentes. Por ello, explica, el especialista, la malla que instala Tantus Balcón Seguro está hecha de poliamida monofilamento y “su principal cualidad es que tiene nudos dobles, por lo que si alguien corta en algún punto,  la malla no se sigue desatando”. Las mallas de Tantus Balcón Seguro tienen rombos de 5×5 centímetros, a diferencia de muchas que son de 6×6, lo que se traduce en que –señala Pablo Del Mauro– “tienen más material por metro cuadrado, por lo tanto resiste más que otras mallas que tienen los rombos más grandes”.

 

Protocolo seguro

 

Todo con un riguroso proceso de instalación, que comprende la fijación con ángulos de aluminio y tensar con alambre galvanizado en cada eslabón, evitando  que el roce con el perfil desgaste y corte la malla y perforación a una distancia calculada y definida con taladro y fijación con tarugos (porque la malla tracciona desde todos los puntos de fijación).  “Este proceso es primordial, si se considera que las mallas de seguridad están expuestas a los rayos UVB y UVA del sol. Lo primero que se calienta son los aluminios mientras que el alambre galvanizado alcanza menor temperatura, por lo tanto mantiene por más tiempo la malla en buen estado”, afirma Pablo Del Mauro.

 

En este sentido, el gerente de Tantus Balcón Seguro explica que una malla expuesta al sol se termina quemando, por lo que es importante considerar su recambio al cabo de algunos años. Para garantizar su efectividad, las mallas ofrecen rangos de seguridad. Así, el producto de Balcón Seguro con grosor del nylon de 0,6 milímetros soporta adecuadamente (una presión por m2) de 80 kilos mientras que la de 0,7 mm, 120 kilogramos.  Ambos grosores son los más utilizados, pues no interfieren ni con la visión ni con la estética de los edificios. Además, cuenta con (un aditivo en su proceso de fabricación) tratamiento UV, que aumenta su durabilidad, y  garantía por cortes en (los puntos de tensión de la malla), donde está en fijación con los aluminios.

 

“Nos preocupamos de cumplir con estrictos protocolos de instalación, con materiales nuevos de calidad certificada, debido a que hay muchas variables que no se pueden manejar en este punto, como cuánto pesa el niño o a qué velocidad se estrella contra la malla”, concluye Pablo Del Mauro.

 

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