El arte de la esperanza

Regina Moreno, artista nacional, presenta exposición itinerante de mosaicos creados por mujeres privadas de libertad. Lo hace junto a su marido, un ex recluso a quien conoció en uno de los talleres que dicta para internos. Hoy trabajan juntos en la ONG Andalien, organización que crearon para favorecer la reinserción social de quienes viven tras las rejas.

Arte, amor y esperanza, de esa forma se puede resumir el mensaje que entrega la exposición “Prisión itinerante de mujeres en mosaico”, una muestra de 26 trabajos desarrollados por más de 100 personas en situación de presidio, todos producidos en talleres de reinserción social.

Para Regina Moreno, directora de la exposición, no se trata de algo nuevo. Lleva 15 años desarrollando esta labor, vinculando su talento artístico con el deseo de ayudar a otros para ser mejores. “Es lógico pensar que no todos se van a dedicar a hacer mosaicos cuando salgan, pero esto les ayuda a saber que son capaces de hacer algo hermoso en la vida”, comenta.

Sabe que el mundo en los recintos penitenciarios es complejo y eso la anima a continuar con su misión. También lo sabe su marido, Fedor Sánchez, con quien contrajo matrimonio en 2017, después de conocerlo en una cárcel capitalina donde él cumplía condena como preso político, tiempo en que se dedicó a promover distintas instancias creativas entre quienes se encontraban en ese lugar.

“El arte es una necesidad de crecimiento personal que genera posibilidades de reencontrarse y reinventar la vida desde otra mirada. Ayuda a generar descubrimientos extraordinarios dentro de la gente que está en prisión. La sanción social que existe sobre esas personas, tildadas como buenos para nada, está absolutamente errada”, indica Fedor, recordando su experiencia como recluso.

Actualmente los trabajos son exhibidos en AIEP Providencia, lugar donde Regina se formó como Técnico en Arte y Gestión Cultural, obteniendo su título a los 54 años. Se trata de la segunda estación de esta muestra, luego de que se presentara con éxito en la comuna de San Miguel. Los próximos escenarios aún están por definirse, en todos se hace el mismo llamado al público.

“Las obras que verán tienen y contienen historias de aprendizaje y amor, son el reflejo de lo posible, de este puente entre dos mundos. Para observar esta exposición hay que respirar profundo, desvestirse de juicios, mirarlas como a otro como yo y preguntarse ¿qué puedo aprender?”. Hay un mensaje que solo se ve con el corazón”, asegura la artista.

 

UNA SÓLIDA Y RECONOCIDA PROPUESTA

La iniciativa es financiada a través del fondo 6% FNDR, para proyectos de cultura, deportes y seguridad del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, y cuenta con la aprobación de Consejo Regional Metropolitano (CORE).

También cuenta con el apoyo de la ONG Andalien, organización en la que Fedor comenzó a trabajar mientras cumplía su condena.

“Se orienta a ser un puente entre aquellos actores que no conversan, la marginalidad dentro de las cárceles, con aquellos sectores de niveles económicos mucho más altos. Se ha generado una interacción extraordinaria, un aprendizaje desde ambos lados. Al final soñamos lo mismo, pensamos lo mismo. La felicidad y la esperanza es un punto de encuentro común para toda la sociedad”, explica.

Finaliza nuestra entrevista afirmando que su encuentro con Regina fue un regalo de la vida, calificándolo como la “posibilidad de vivir la experiencia de la familia, de ver el mundo desde otro ángulo, desde el enfoque familiar, de la emoción y de los hijos. Por querer cambiar el mundo, a veces dejamos de lado aquellas cosas que son realmente importante en nuestro entorno. Ella para mi es la principal motivación, antes era la revolución, hoy es la familia”, concluye.

Natalia Ibáñez
Agencia STRATEGIKA
natalia.ibanez@grupostrategika.cl

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