Por Erika Sáenz, gerente comercial de International Line
Cuando no existía el Canal de Panamá, antes de 1914, Punta Arenas vivió su época de oro en el transporte marítimo. Hoy, podríamos estar ante una nueva oportunidad de que sea una ruta estratégica, debido a que una de las infraestructuras que más impacto ha tenido en la economía, se está secando.
Desde 2019, producto de una sequía sin precedentes, se ha recortado la cuota de barcos que cruzan este enlace clave entre los océanos Atlántico y Pacífico. No es un tema menor, considerando que por ahí circula casi el 6% del comercio mundial en más de 12 mil barcos que trasladan carga a más de 160 países. Esto se traduce en extra costos y retrasos de aproximadamente 40 días.
Lamentablemente, como consecuencia del calentamiento global, este es un fenómeno que se está viendo en otros lados también como Alemania y China. Así, Punta Arenas podría volver a ser una alternativa que traería muchos beneficios a la región y al país.
En efecto, el Estrecho de Magallanes es un paso importante, pero podría tomar una relevancia mayor, siendo una opción para cargas que necesitan ser entregadas de manera rápida. Puede ser una oportunidad de apertura comercial que se debería aprovechar a tiempo.
Eso significa trabajar hoy, unificando una ley de protección al ecosistema para responder a tiempo ante cualquier contingencia; y prepararse como país para ser referentes en el mundo por cuidar nuestro ecosistema natural. Además, puede ser una oportunidad transversal para distintas industrias en torno a la infraestructura, logística, la sustentabilidad, el cuidado del medioambiente etc.
Es ahora el minuto de prepararse, porque esto no va a mejorar, seguramente es todo lo contrario. Magallanes es una zona que hay que cuidar y potenciar, ya que es una excelente ruta alternativa por tiempo y recursos.
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