• Académico de la UCSC analiza el rol formativo y territorial de estos espacios para el desarrollo del ecosistema audiovisual nacional.

 

El cine independiente en Chile vive un momento de consolidación. Así lo refleja el Informe de Programación y Públicos 2024 elaborado por la Red de Salas Independientes de Cine de Chile, que reporta un aumento del 6,7% en la asistencia a funciones respecto del año anterior, alcanzando los 230.570 espectadores a lo largo del país.

Entre los principales hallazgos del documento, elaborado con apoyo del Observatorio de Políticas Culturales (OPC), destaca el auge sostenido de audiencias interesadas en una cartelera alternativa al circuito comercial. Esta tendencia, que se ha manifestado con fuerza en salas como el Centro Arte Alameda, la Cineteca Nacional de Chile o Insomnia Teatro Condell, se explica no solo por la programación, sino también por la experiencia cultural que estos espacios ofrecen.

Para el Dr. Manuel Rivera, académico del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Comunicación, Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), el aumento en la afluencia tiene relación con las estrategias diferenciadoras de las salas independientes.

“Han procurado entregar experiencias de fidelización al público muy diferentes a las grandes multisalas, incorporando actividades como charlas, talleres, conversatorios o ciclos temáticos. Esto actúa como una forma de mediación y formación de audiencias, lo que ha sido especialmente valorado por el público joven”, explica el experto.

El informe evidencia, además, que el mayor número de funciones y asistencia se concentró durante los fines de semana, especialmente los sábados, y que las funciones entre las 18:00 y 20:00 horas registraron el mayor público. También se destaca la presencia de películas chilenas en el ranking de las más vistas del año, como “Los colonos” de Felipe Gálvez e “Historia y geografía” de Bernardo Quesney, pese a una leve baja en participación respecto a 2023.

“El interés por producciones nacionales año a año puede fluctuar, pero sigue siendo un reflejo del vínculo que las audiencias mantienen con sus propias historias y realidades. Aún en contextos de menor asistencia, las películas chilenas logran conectar desde lo local y lo emocional, lo que demuestra su relevancia cultural”, destaca el académico UCSC.

Desde una mirada académica, el Dr. Rivera valora el impacto que este ecosistema tiene en el fortalecimiento del cine nacional. “Estas salas constituyen una red de distribución alternativa clave para las obras nacionales, latinoamericanas e independientes, facilitando su circulación especialmente fuera de la capital. Son espacios que propician el encuentro entre realizadores, mediadores culturales y audiencias activas, promoviendo un pensamiento reflexivo y crítico en torno al cine”.

El especialista también subraya que este escenario representa una oportunidad para las nuevas generaciones. “Desde la formación, estos espacios permiten el acceso a propuestas argumentales y estéticas diversas, y muchas veces brindan instancias para que los estudiantes interactúen con cineastas o exhiban sus primeras obras. Son una vitrina real para óperas primas y trabajos de escuelas audiovisuales”.

Mirando al futuro, Rivera plantea que el desafío estará en consolidar estos espacios fuera de Santiago, asegurando su viabilidad financiera y fortaleciendo redes colaborativas. “La descentralización de la experiencia cinematográfica es clave. Al diversificar las audiencias y visibilizar las historias locales, el cine chileno puede proyectarse con mayor fuerza desde las

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