Las Dunas Blancas, el Campo de Piedra Pómez, la Laguna Blanca y Los Seismiles son algunos de los puntos fundamentales. Montañas de arena, volcanes y valles forman un paisaje único, donde el recorrido se completa con empanadas, locro y nueces confitadas.

 

“Más que un paisaje, todos”, reza el eslogan oficial de Catamarca. Y no se equivoca. La provincia, ubicada a 1155 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, lo tiene todo: escenarios naturales que deslumbran, rutas que invitan a la aventura y experiencias únicas rodeadas de historia y tradición sorprenden a cada turista que llega al lugar.

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Hay varias opciones para llegar a Catamarca desde Chile. Una de las más directas es por vía terrestre a través del Paso Internacional de San Francisco, que conecta la región de Atacama (principalmente desde la ciudad de Copiapó) con el oeste de la provincia argentina. Este paso, ubicado en la Cordillera de los Andes, desemboca en la Ruta Nacional 60, que conduce directamente hacia la capital catamarqueña. También es posible combinar tramos terrestres y aéreos, viajando a través de vuelos hacia el Aeropuerto Internacional Coronel Felipe Varela, en San Fernando del Valle de Catamarca.

 

Las Dunas Blancas, el Campo de Piedra Pómez, la Laguna Blanca y Los Seismiles son algunos de los imperdibles para todo aquel que elija este destino. A nivel gastronómico, la provincia ofrece platos típicos de la cocina regional del noroeste argentino, entre los que se destacan las empanadas, el locro, la humita en chala y el cabrito. Este último es la cría joven de la cabra, cuya carne es tierna y se cocina a las brasas o al horno de barro. A la hora del postre, sobresale la nuez confitada, considerada un verdadero patrimonio cultural y gastronómico de la provincia: un bombón elaborado con nueces, dulce de leche y una cobertura de fondant.

 

La belleza, los matices y las opciones para los viajeros son algunos de los puntos destacados por Soledad Soria, directora provincial de Promoción Turística de Catamarca, que señala: “Tenemos una geografía que sorprende a cada paso: montañas, diques, ríos, yungas, paisajes verdes, y también zonas áridas, desérticas y volcánicas. Esa multiplicidad nos permite ofrecer experiencias para todos los gustos: desde quienes buscan descanso y contacto con la naturaleza, hasta quienes eligen aventura, cultura o espiritualidad”. Además, asegura que “Catamarca se recorre con los sentidos y cada paisaje invita a quedarse un poco más. Es por eso que impulsamos al público chileno a descubrirla, a cruzar la cordillera y dejarse sorprender por una tierra auténtica, cercana y llena de energía”.

 

¿Por qué elegir Catamarca? Aquí, una serie de destinos que justifican con creces esa decisión:

 

 

1- San Fernando del Valle de Catamarca

El recorrido puede iniciar en el casco céntrico, ubicado en la Plaza 25 de Mayo, rodeado de los diferentes edificios de gran valor arquitectónico e histórico, como la Catedral Basílica, la antigua Casa de Gobierno y la Casa de la Cultura. Alrededor de la plaza principal, además, se puede optar entre una variada oferta gastronómica.  La capital catamarqueña cuenta con diferentes museos, cada uno con su temática: el Caravati, que cuenta la historia de la ciudad y también resguarda parte de su patrimonio social y religioso; el Arqueológico Adán Quiroga, que aborda las diferentes culturas que habitaron la provincia y, el de la Virgen del Valle, también conocida como la Virgen Morena, una advocación de la Virgen María (cuya gruta también es parte de un buen itinerario).

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2- El Rodeo 

 

A 38 kilómetros de la capital provincial, El Rodeo se encuentra a 1275 metros sobre el nivel del mar sobre un terreno ondulado, entre arroyos y El Manchao, la formación montañosa que distingue a la ciudad.

Pesca deportiva, trekking y cabalgatas son algunas de las actividades principales que los turistas pueden realizar en el lugar. Dos circuitos sobresalen en El Rodeo: Cordón Ambato, que alcanza los 1500 metros de altura y ofrece la posibilidad de admirar el vuelo de los cóndores; y el “bañadero de los cóndores”, entre piletones naturales y una cascada de más de seis metros de altura. A nivel cultural, en tanto, los visitantes pueden recorrer el Museo Regional Ambato (dentro de la Casa de la Cultura), la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria y la Capilla de la Concepción, así como diversos monumentos característicos de la ciudad.

 

 

3- Termas de Fiambalá 

 

Si hay un paseo imprescindible entre quienes visiten Catamarca es el que permite disfrutar de las Termas de Fiambalá, ubicadas a 17 kilómetros de la ciudad homónima, a los pies de la Cordillera de los Andes. Allí, las aguas termales emergen a 1750 m s. n. m. y se reparten en 14 piletas de piedra cordillerana, cada una con temperaturas que oscilan entre los 28 °C y los 51 °C, ideales para sumergirse y relajarse. Al estar rodeado de grandes montañas, transmite una sensación de tranquilidad profunda. Las propiedades de sus aguas, al ser hipertermales, sulfatadas, silicatadas, convierten el baño en un estado de relajación absoluta. De esta manera, las Termas de Fiambalá son mucho más que un paseo turístico.

 

4- Las Dunas 

Las dunas son parte fundamental del paisaje catamarqueño, es como viajar al Sahara. Los turistas que visiten la provincia pueden visitar la Duna La Ballena, la más cercana a Fiambalá, pueden obtener en la cima de estas formaciones naturales una vista privilegiada del entorno natural del valle. La Duna Mágica de Saujil figura en el ranking de las más imponentes del mundo, gracias a sus 90 metros de altura, sus pendientes de 45 grados de inclinación y su privilegiado paisaje. Además, es un destino ideal para deslizarse en la arena y practicar sandboard. Por último, transitando 30 kilómetros hasta Tatón, se puede ver otro grupo de grandes dunas. Una de ellas es bautizada “Federico Kirbus» y es conocida por ser la más alta del mundo. Nace a unos 1611 m s. n. m. y, con una altura de 1234 m s. n. m., se eleva a los 2845 m s. n. m. Las extensas superficies de sedimentos, levantados por el viento, dieron lugar a este desierto blanco. Las actividades que más se realizan son el sandboard y las travesías en cuatriciclos, motos y 4×4.

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5- Campo de Piedra Pómez

 

Se suele caracterizar este sitio como un paisaje de otro planeta y se encuentra en medio de la Puna catamarqueña. Ubicado a más de 3000 m s. n. m. se encuentra un extenso campo de roca blanca, formado por antiguas erupciones volcánicas. Este paisaje, de crestas rosadas y formaciones geológicas singulares, es conocido por su apariencia similar a un mar de olas petrificadas. Los tonos del terreno varían a lo largo del día, ofreciendo al turismo diferentes matices según la luz solar. El principal acceso es desde la localidad de El Peñón, a unos 524 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca. Para llegar hasta allí es necesario utilizar vehículos 4×4 y se recomienda hacerlo con guías locales o a través de excursiones organizadas.

 

 

6- Laguna Blanca

 

Su presentación ya es una promesa para todo visitante: este pueblo, ubicado en un alto valle de la Puna catamarqueña, es parte de la Red de Reservas de la Biósfera de la UNESCO. Este paisaje árido y montañoso alberga un valioso ecosistema altoandino, refugio de numerosas especies de fauna. Entre ellas destacan los flamencos, que encuentran en la laguna un lugar ideal para descansar y alimentarse.

 

Un imperdible es el Museo Integral de la Reserva de Biosfera de Laguna Blanca, que brinda información sobre toda la región, su entorno natural y cultural. Además, la reserva es un sitio para la observación de aves y fotografía, que puede ser recorrido a caballo o caminando. Por último, un tercer recomendado en el área es el Chaku, un ritual ancestral que consiste en el arreo y encierro pacífico de la vicuña para su posterior esquila, que se desarrolla entre septiembre y principios de diciembre.

 

 

7- Los Seismiles

 

Su nombre responde a la altura que superan los 20 picos que forman parte de este recorrido, emplazado sobre la Cordillera de los Andes. La Ruta Nacional 60 circula entre estas cumbres que convocan a andinistas de todo el mundo, amantes del trekking y de las travesías en 4×4. Para acceder a los Seismiles se debe tomar esta ruta (asfaltada) que comunica Fiambalá con el paso fronterizo de San Francisco (a 201 km). Entre los volcanes que se ven en el camino se encuentran: Ojos del Salado, de 6893 m s. n. m. (el volcán más alto del mundo y la segunda cumbre de América después del Aconcagua en Mendoza), el Monte Pissis (uno de los volcanes inactivos más altos del mundo), el San Francisco y el Incahuasi, en cuya cumbre se hallaron ruinas incaicas.

 

Catamarca es una tierra donde cada rincón guarda una maravilla distinta. Desde el imponente Balcón del Pissis, que abre paso a lagunas de colores únicos en la Cordillera de los Andes, hasta las huellas incas del Shincal de Quimivil; desde la inmensidad del Salar de Antofalla y los miradores de la Cuesta del Portezuelo, hasta los caminos históricos de la Ruta del Adobe y los viñedos que dan vida a vinos de altura excepcionales. En cada punto, la provincia revela su esencia. Quienes deseen visitar algunas de estas experiencias que ofrece el destino pueden consultar en Visit Argentina, la plataforma oficial de turismo en el país.

 

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