Desde Holanda llegan unas ventanas con un tipo de cristal que no sólo controla la luz exterior que permite entrar sino que además funciona como un panel fotovoltaico. Esto permitirá a los edificios con grandes fachadas acristaladas convertirse en verdaderos productores de energía. Su nombre, Smart Energy Glass.
El vidrio se presenta en diferentes colores y las ventanas disponen de tres puntos de transparencia: oscuro, claro y privacidad. Este último, además de impedir la visión desde fuera, es el que permite una mayor generación de electricidad. La energía generada podría venderse a la red e incluso almacenarla si se dispone del sistema adecuado.
Gracias a este sistema, los edificios tradicionales podrían dejar de ser sumideros de energía para tornarse en verdaderos generadores, capaces de proporcionar un luminoso ambiente de calidad donde se unen el cuidado de la economía, la estética y el medio ambiente.
La idea no es nueva, si bien hasta ahora los avances realizados consistían en integrar las células solares dentro del vidrio. En este caso se tratan de células plásticas y flexibles que sustituyen a los paneles rígidos pero que tienen una durabilidad y una eficacia menores (del 6% frente al 20% de los paneles de silicio).
Como sea, todo apunta a que en el futuro se generalizará la aplicación de ventanas con capacidad fotovoltaica y por tanto eficiencia energética. La consecución de unos precios asequibles para el público general es lo que determinará la velocidad de su integración en el mercado.
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