Un convoy de vehículos ha cruzado la cordillera de los Andes y ya está en la capital chilena para empezar a operar desde enero. En total, habrá 566 nuevos buses Volvo en el sistema de transporte de la ciudad, considerado uno de los más importantes del continente y del mundo.
El número de buses es de 473 convencionales y 93 articulados. Los vehículos serán operados por las empresas RBU Santiago S.A. y Buses Alfa y Omega del Grupo Metropol, dentro de la Red Metropolitana de Movilidad, nombre del sistema de buses de Santiago. Las entregas forman parte de la licitación convocada el año pasado, la mayor de los últimos años en América Latina. «Volvo tiene una larga historia en el sistema de transporte público de Santiago. Nuestros buses gozan de un gran reconocimiento por parte de los operadores y también de la población de la ciudad. Es un privilegio mantener la fuerte presencia de nuestra marca en esta renovación de flota», afirma André Marques, presidente de Volvo Buses Latin América.
Logística compleja
Los chasis Volvo se fabricaron en las plantas de Curitiba (Brasil) y Borås (Suecia). Las carrocerías fueron fabricadas por Marcopolo en Caxias do Sul (RS) y por Caio en Botucatu (SP). Para llegar a Santiago, los vehículos se desplazaron en convoy, cruzando los Andes por la famosa carretera de «Los Caracoles», llamada así por la larga sucesión de curvas sinuosas para trasponer a gran altitud la cordillera que separa Argentina y Chile. El viaje tiene 2700 km, que se recorren en 10 días. Si se realiza durante el invierno, el trayecto tiene una duración imprevisible, debido a las fuertes nevadas que pueden provocar el cierre de la carretera. «Hemos hecho una planificación detallada para que los vehículos crucen la Cordillera de los Andes en el mejor momento y lleguen dentro del plazo determinado por la licitación para el inicio de la operación», asegura José Antonio Margalet, director comercial de buses de Volvo Chile.
Unidades modernas
Los 93 buses articulados son del modelo Volvo B8R articulado. Se trata de un chasis de acceso bajo con capacidad para 180 pasajeros y un motor trasero de 8 litros. Los otros 473 buses son también del modelo Volvo B8R de entrada baja, pero en configuración convencional, para 78 ó 95 pasajeros, según la carrocería. Los vehículos cuentan con frenos de disco electrónicos, suspensión electrónica, sistema de gestión de flotas Volvo Connect y servicio de gestión de zonas seguras conectadas, entre otras avanzadas características.
Nuevo modelo operativo
Esta licitación de la Red Metropolitana de Movilidad ha separado las gestiones y responsabilidades de los proveedores de flota y la de los operadores, en un rediseño del modelo tradicional del sistema de transporte público. Los buses Volvo son propiedad de Provebus, que es parte de Volvo Financial Services, la división financiera del Grupo, que recibirá pagos mensuales para poner los vehículos a disposición de las empresas operadoras, quienes operarán las unidades. El mantenimiento de la flota será ejecutado por los operadores, pero auditado por terceros indicados por Volvo, siempre con piezas y servicios genuinos de la marca. El contrato también determina la formación de los conductores, además de sistemas de telemetría para la gestión en línea de los buses y la explotación. «Soluciones disruptivas como esta de Santiago responden a la necesidad de elevar la calidad del transporte público y facilitar mecanismos financieros para operadores y autoridades de transporte en América Latina», afirma Alexandre Selski, director de ventas estratégicas de Volvo Buses Latin America.
Red Metropolitana de Movilidad
El sistema de buses de la Red atiende a cerca de 6,2 millones de usuarios en las 32 comunas de la Región Metropolitana, más Puente Alto y San Bernardo, un área geográfica y urbana de alrededor de 680 km2. Durante un día laborable se realizan unos tres millones de transacciones en los más de seis mil buses del sistema.
Equipo Prensa
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