• Camila Reyes, cofundadora de la agencia Kleek Social, advierte que la tendencia a resumir, seguir una línea de tiempo o describir las cualidades de un producto son los errores más comunes para elaborar un relato atractivo.

 

El arte de contar historias es un elemento central del marketing en la era de las redes sociales. Lejos están aquellos tiempos donde la mejor forma de publicidad era describir los atributos de un producto y servicio para convencer a la audiencia. Hoy, el factor diferencial está en conectar con las personas a través de relatos memorables.

 

“Las historias son vivencias y eso es lo que humaniza las marcas. No es el hecho de un humano hablando de un determinado producto, sino la historia que hay detrás. Es la forma en que nos conectamos con las personas. Porque los recuerdos tienen una carga emocional: no nos olvidaremos de la primera vez que nos pidieron pololeo, pero sí de una clase de la universidad”, reflexiona Camila Reyes, cofundadora de la agencia Kleek Social.

 

Los conceptos fueron compartidos con un grupo de ejecutivos del mundo del marketing del mercado chileno, con el objetivo de comprender el impacto del storytelling y las mejores estrategias para desarrollarlo. El taller de storytelling fue organizado por las fundadoras de esta agencia (Camila Reyes y Catalina Schaerer) dedicada a la planificación estratégica para redes sociales y a la creación de comunidad en torno a las marcas.

 

Las especialistas advierten que los errores más comunes al elaborar un relato son: resumir ideas, narrar acontecimientos como una línea de tiempo o simplemente describir las cualidades de un producto o servicio. Señalan que primero, la clave está en entender desde otra perspectiva qué es lo que queremos comunicar. Y es porque el principal recurso con el que contamos son el relato de experiencias emocionantes que viven las personas. El desafío es reconocer esos momentos memorables.

 

“Cuando vemos una publicidad de vestuario que muestra a personas felices, pero no están haciendo nada más que exhibir el producto, es importante hacerse preguntas incómodas: ¿por qué hicimos eso? Si la respuesta es la forma y el fondo, sabemos que estamos frente a una historia indeterminada. ¿Por qué entonces queremos un reel para ese producto? La venta es un objetivo comercial, no una historia en sí misma”, puntualiza Reyes.

 

Historias irresistibles

 

La tarea para los equipos de marketing es buscar las historias que anhelan comunicar, definir cómo las expresan, qué palabras o conceptos utilizan, seleccionar las herramientas visuales o definir el tono del mensaje. Para lograr conexión, la autenticidad es imperativa: ¿quién es el contador de historias o qué tiene para entregar? Y finalmente evaluar el aspecto emocional y la relación entre éste y el mensaje.  En Kleek Social aconsejan definir cuál es la intención, qué se quiere lograr, a quién se le está hablando y por qué se decidió contar esa historia.

 

Las ondas cerebrales del receptor se activan cuando conectan con el relato de un recuerdo. Por eso, es esencial determinar a quiénes le hablan las marcas y de qué forma la propuesta o solución que se les ofrece puede enganchar con sus emociones. La consecuencia de este trabajo es que los clientes tomarán su decisión en base a una percepción y no a la información. Aunque los datos nos puedan dar confianza, no son suficientes para convencer.

 

“Si tu historia es buena, la propuesta es irresistible, porque la conexión ya está ahí. Lo que propongas será tomado. Cuando partimos hablando de la solución y el producto se cumple la premisa de que la peor historia es la que se cuenta demasiado temprano. Hay que tomarse el tiempo de construir una historia y construir confianza y credibilidad”, concluye Camila Reyes.

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