Con un aumento superior al 10% en las ventas durante la semana previa, el Día del Niño se transforma en una verdadera prueba de fuego para la logística. Transportistas, operadores y plataformas tecnológicas enfrentan el desafío de garantizar entregas rápidas, trazables y sin margen de error, en una fecha donde cumplir a tiempo no es opcional, es esencial.
Mientras los niños cuentan los días para abrir sus regalos este 10 de agosto, otro conteo ocurre en silencio: el de cada pedido que debe llegar a tiempo. Detrás de una de las fechas más esperadas del año, se despliega una operación logística de alto rendimiento, impulsada por tecnología y precisión milimétrica.
Según estimaciones de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), las ventas del comercio aumentan en más de un 10% durante la semana previa, concentradas principalmente en juguetes y artículos electrónicos. En 2024, el gasto total superó los US$150 millones, con cada hogar destinando en promedio cerca de $22.000 adicionales para celebrarlo.
Pero el desafío no solo está en vender: está en cumplir la promesa de entrega, especialmente cuando el 20% de las compras se realiza por canales online, y se espera que ese porcentaje siga en aumento.
“No es solo una fecha de alto tráfico comercial, también es una prueba de fuego para la coordinación logística. Cada regalo que llega a tiempo es el resultado de una cadena que empieza en el inventario y termina en la última milla, donde la tecnología y la planificación son claves”, explica Cristóbal López, Country Manager de Drivin Chile, plataforma tecnológica que gestiona millones de entregas en toda Latinoamérica.
En este escenario, herramientas como los Sistemas de Gestión de Transporte (TMS) y la inteligencia artificial permiten optimizar rutas, adaptarse a eventos imprevistos (como congestión o clima) e integrar en tiempo real los pedidos con tiendas online. No solo los grandes retailers se apoyan en estas soluciones; también lo hacen miles de pymes y emprendedores que venden por e-commerce o redes sociales.
“Los padres no solo quieren comprar rápido, quieren saber exactamente cuándo llegará el regalo. Y esa promesa solo se cumple con logística inteligente y trazabilidad en tiempo real”, agrega López.
La última milla ya no es solo el cierre de una entrega: es el momento más delicado de toda la experiencia. En fechas como el Día del Niño, un retraso puede parecer menor en la operación, pero para una familia que espera con ilusión, es una decepción difícil de reparar. Y en un entorno tan competitivo, esa falla puede significar mucho más que una queja: puede ser un cliente perdido para siempre. La promesa de entrega no admite errores, porque la confianza —una vez rota— rara vez se recupera.
Con presencia en más de ocho países, Drivin ha acompañado a empresas de todos los tamaños a prepararse para peaks de demanda como el Día del Niño, permitiendo planificar, monitorear y ejecutar entregas con precisión.
En un país como Chile, con más de 18 millones de habitantes y una geografía compleja, la logística no es solo un eslabón más: es el puente que transforma un clic en una sonrisa.