La especialista en derecho urbanístico plantea que es necesario avanzar en políticas eficientes que consideren las dimensiones sociales, económicas y medioambientales de nuestro país.
Marcela Rivas Cerda es una abogada chilena con amplia experiencia en derecho urbanístico, con pasos por el sector público y privado.
A lo largo de su trayectoria, ha intervenido en reformas cuyo objeto es fortalecer el marco legal del desarrollo urbano en Chile. Desde su cargo como Jefa del Área Jurídica del Ministerio de Vivienda, su objetivo es que las modificaciones a las normas reglamentarias promuevan entornos más equitativos y eficientes.
Rivas ha sido una férrea defensora del urbanismo como una herramienta para combatir las desigualdades sociales, gracias a su visión que combina su experiencia en la administración pública con su convicción en la necesidad de ciudades más inclusivas.
En este contexto, el concepto de “urbanismo sostenible” adquiere gran importancia. Según Rivas Cerda, «Chile enfrenta una decisión crítica: o continuamos con un crecimiento inorgánico e ineficiente, o apostamos por un desarrollo que equilibre lo social, lo económico y lo medioambiental».
¿A qué llamamos urbanismo sostenible?
Según explica Marcela, el urbanismo sostenible integra estrategias que equilibran las dimensiones sociales, económicas y medioambientales.
Es un enfoque que busca satisfacer las necesidades actuales sin comprometer las oportunidades de las generaciones futuras, creando ciudades inclusivas, equitativas y capaces de enfrentar retos como el cambio climático y la expansión urbana.
Como señala Marcela Rivas, “el urbanismo sostenible nos invita a repensar el urbanismo tradicional, proponiendo nuevas formas de vivir y planificar nuestras ciudades, haciéndolas más humanas y menos dependientes de tecnologías contaminantes”.
Las ventajas del urbanismo sostenible
Los beneficios del urbanismo sostenible abarcan distintos niveles. En Chile, las políticas públicas relacionadas con el desarrollo urbano sostenible pretenden mejorar la calidad de vida, reducir el impacto ambiental y fomentar la cohesión social. Entre las principales ventajas se encuentran:
- Sociales: Facilita el acceso equitativo a los servicios básicos y fomenta la cohesión comunitaria. «Las ciudades deben ser inclusivas y justas, asegurando que todos los habitantes disfruten de los mismos beneficios, independientemente de su situación económica», afirma Rivas.
- Económicos: Impulsa un impacto positivo en la economía local, atrayendo inversiones responsables y creando empleos en sectores verdes, a la vez que optimiza el uso de recursos y reduce los costos operacionales a largo plazo.
- Medioambientales: Las ciudades sostenibles son más resilientes frente a los efectos del cambio climático, ya que optimizan el uso de recursos naturales y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. “Es fundamental diseñar ciudades que minimicen su impacto ambiental mediante el uso de tecnologías limpias y renovables”, enfatiza Marcela.
¿Qué acciones se han tomado en Chile?
En el caso de Chile, la implementación del urbanismo sostenible requiere políticas que consideren las particularidades geográficas y culturales del país. La Política Nacional de Desarrollo Urbano destaca la importancia de equilibrar el crecimiento económico con la protección del medio ambiente.
Para Marcela Rivas Cerda, es esencial establecer un marco regulatorio sólido que fomente la participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones urbanas, que abarque no solo la dimensión comunal, sino que la dimensión regional desde una perspectiva más amplia a la que hoy existe, entendiendo la ciudad como un todo en que las comunas debes planificarse coordinadamente para lograr objetivos de mediano y largo plazo.
Agrega Marcela Rivas que la sostenibilidad no puede lograrse sin la implicación de las personas. La planificación urbana debe ser participativa, donde las comunidades jueguen un papel activo en el futuro de sus ciudades”, subraya.
Para avanzar hacia un urbanismo sostenible en Chile, es necesario utilizar una serie de herramientas adaptadas al contexto local:
- Normativas sólidas: Las políticas urbanas deben estar alineadas con los principios de sostenibilidad y resiliencia. Esto incluye la integración de energías limpias, el desarrollo de transporte público eficiente y la creación de más espacios verdes, así como de cambios normativos que permitir planificar a nivel regional, permitiendo que más personas puedan vivir en sectores cercanos a estaciones de metro y/o corredores de buses.
- Certificaciones de sostenibilidad: Estas permiten asegurar que los proyectos urbanos respeten estándares ambientales y sociales. «Chile debe implementar de manera más estricta sistemas de certificación que garanticen que los proyectos de construcción respeten los principios de sostenibilidad», comenta Rivas.
- Tecnología e innovación: El uso de tecnologías como los sensores de eficiencia energética y los sistemas inteligentes de agua son esenciales para alcanzar una verdadera sostenibilidad.
Retos y perspectivas a futuro
Marcela Rivas también destaca algunos de los desafíos que enfrenta el urbanismo sostenible en Chile, como la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y la dificultad para implementar políticas a largo plazo.
A pesar de estos obstáculos, Rivas se muestra optimista: “Hemos avanzado, pero necesitamos mayor colaboración entre los diversos organismos públicos y una visión a largo plazo. La sostenibilidad no es una opción, es el único camino para asegurar que nuestras ciudades prosperen en el futuro”.
En definitiva, el urbanismo sostenible es más que una tendencia global, es una necesidad urgente para abordar los retos urbanos de Chile. Marcela Rivas Cerda defiende un enfoque integral que combine políticas públicas sólidas, con mayores coordinaciones entre los distintos entes públicos y privados, participación comunitaria y un uso responsable de los recursos naturales, garantizando ciudades más inclusivas, resilientes y sostenibles.
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