Por Bruno Drobeta, Co-founder & CEO de Rext
Hace 20 años solo chilenos como Don Francisco y Cecilia Bolocco podían invertir en inmuebles en Miami, pero este 2024 el mercado inmobiliario internacional ya no está al alcance de unos pocos. La globalización y la digitalización del dinero nos permite invertir de manera fácil y segura en ciudades como Miami, a través de tokens, comprando una propiedad entre varios inversores y dividiendo los derechos de propiedad entre los mismos.
La inversión inmobiliaria de chilenos en Miami no es nada nuevo, según el último informe anual de la Asociación de Agentes Inmobiliarios de Miami, los extranjeros que compraron viviendas invirtieron unos US$6,8 mil millones en propiedades residenciales en el sur de Florida en 2022, siendo un 6% de estos chilenos, y ahora con la llegada de estas nuevas herramientas digitales este porcentaje crecerá sin duda en los próximos años.
La era digital irrumpió en el mercado inmobiliario para quedarse y ahora con plataformas como Rext, que permiten que en tan solo minutos y con unos clicks uno pueda invertir en propiedades en Estados Unidos, solo registrándose, validando su identidad y confirmando la inversión. Las plataformas como ésta, digitalizan la propiedad a través de la tecnología blockchain -cadena de bloques-, que proporciona un registro inmutable y descentralizado de la propiedad y la transferencia de estos tokens.
Alguien puede, por ejemplo, invertir $1000 dólares en el hotel Sorrento Villas en el corazón de Miami Beach y recibir 15% de retorno al año de su inversión en dólares, con un horizonte de 30 meses, incluyendo la capitalización.
Para quienes estén ingresando al mundo de la tokenización de activos, como el de las propiedades, los tokens nos permiten invertir en pequeñas partes de un activo y así diversificar nuestro portafolio. De esta manera, no hay que comprar la propiedad completa y es posible invertir en una variedad de propiedades a la vez.
Los tokens son un enfoque innovador que permite eliminar las barreras de entrada, como la obligación de obtener hipotecas o créditos, contratar abogados y contadores, constituir una sociedad o hacer frente a gastos iniciales elevados, permitiendo democratizar cada vez más de la inversión inmobiliaria, abriendo la puerta para que más chilenos formen parte del mercado estadounidense.
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