- A menos de dos horas de vuelo desde Santiago, la provincia de Córdoba despliega su Camino del Vino, una propuesta que une los valles turísticos con paisajes serranos, bodegas boutique y experiencias gourmet perfectas para disfrutar del enoturismo en un entorno natural increíble.
Llegar a Córdoba es sencillo: hay vuelos directos -alrededor de una hora y media- y con escalas desde Santiago. A su vez, los aventureros también tienen la opción de cruzar la Cordillera de los Andes e ir por ruta, recorriendo a poco más de 1000 km, con el descenso por los valles trasandinos hasta la zona de las sierras cordobesas.
Más que un recorrido, el Camino del Vino en Córdoba es un circuito enológico que combina historia, paisajes serranos, vinos de calidad y hospitalidad local. Es, ante todo, una experiencia sensorial completa donde en cada bodega se puede hacer un recorrido del viñedo, degustar excelentes vinos y disfrutar de la exquisita gastronomía regional.
La diversidad de zonas vitivinícolas cordobesas nos regala en cada tramo diferentes varietales dependiendo de las características del suelo. Los distintos recorridos abarcan el Norte cordobés, las Sierras Chicas, Traslasierra, Calamuchita, Punilla, Paravachasca y Noroeste. En estos viñedos, destacan el Syrah, Sauvignon blanc, Pinot Noir y la Isabella (una uva con notas a frambuesa). En los más de 40 proyectos es posible realizar visitas guiadas con catas, comer en restaurantes de primer nivel descubriendo los maridajes entre vinos y platos tradicionales e, incluso, dormir en alojamientos de alta gama.
Con relación al desarrollo del enoturismo, Leonardo Rodríguez, jefe de Productos Turísticos de la Agencia Córdoba Turismo, asegura que “la actividad atraviesa un presente formidable, con más de 40 proyectos en marcha y un sinnúmero de bodegas multipremiadas a nivel nacional e internacional”. Además, destaca que “una de las particularidades del enoturismo cordobés es que las bodegas están inmersas en paisajes serranos, con excelentes rutas y una gran hospitalidad en la atención. Todas se ubican a pocos kilómetros entre sí, lo que permite recorrer varias en un mismo día. Y otro gran diferencial es que, al encontrarse dentro de circuitos turísticos, los visitantes pueden combinar la experiencia con otras actividades, como kayak, trekking, cabalgatas y diversas propuestas que complementan al enoturismo”.
Valle de Calamuchita
En esta región, el potencial enológico se refleja en las delicadas variedades de uvas blancas que prosperan aquí, como Sauvignon Blanc, Chardonnay y Gewürztraminer, cada una aportando aromas y sabores únicos al paisaje vitivinícola cordobés.
La recorrida puede comenzar en Finca Vista Grande. Desde 2012, el establecimiento produce vinos, y entre las actividades que se pueden realizar, se destacan las visitas guiadas por la bodega, conocer el proceso de elaboración y recorrer la sala de barricas. La experiencia incluye degustaciones de sus líneas de vinos, por ejemplo, Surmenage (vinos jóvenes) y 30/08, acompañadas por maridajes con productos regionales, todo en un entorno serrano que invita a disfrutar de cada uno de los sentidos.
El camino nos lleva luego a Sineres, una fábrica de espumantes que sigue el método champenoise de elaboración, que ofrece degustaciones acompañadas de pastelería y quesos de la región. De allí nos podemos trasladar a Juana Urbana, una viña de altura rodeada de construcciones antiguas que cuenta con un restaurante que prepara sus clásicos sorrentinos crocantes rellenos de cuatro quesos, hongos y nuez con una salsa maridada en Malbec.
La siguiente parada es la Bodega Estancia las Cañitas, un proyecto que se desarrolla a más de 1280 metros sobre el nivel del mar, rodeado de pinos y árboles frutales. Desde hacer una visita guiada por el viñedo, donde se cultivan variedades como Malbec, Sauvignon Blanc y Pinot Noir, hasta degustar sus vinos premiados como Vórtice Sauvignon Blanc, son algunas de las actividades imperdibles.
El recorrido continúa en Alma Minera, una experiencia que comenzó con una explotación de fluorita para la producción de minerales y se transformó en un viñedo, donde las terrazas de piedra guardan memorias geológicas y vinos sustentables combinan ingenio y sustentabilidad. Los turistas pueden disfrutar de un recorrido guiado por el viñedo y degustar varietales como Malbec, Tannat y Tempranillo, con la posibilidad de almorzar en un antiguo galpón minero reconvertido en espacio gastronómico.
Traslasierra
El recorrido comienza en La Matilde, un proyecto sustentable que produce, siembra, y cultiva vinos 100% orgánicos y biodinámicos. Además, el lugar cuenta con una posada rural, una casa de campo y un restaurante, a lo que se suman distintas actividades como visitas guiadas con cata y cabalgatas. A pocos kilómetros, la experiencia se extiende hacia Bodega Noble de San Javier, donde además de la producción de vinos, funciona una hostería y restaurant especialmente pensada para recibir a los visitantes y un jardín botánico. Este emprendimiento ha recibido diferentes premios a nivel nacional y elabora vinos exquisitos.
El siguiente punto del itinerario es el hotel y bodega Aráoz de Lamadrid, ubicado en un parque de 13 hectáreas donde los varietales crecen en armonía con el monte nativo. En la propiedad, esculturas y una colección de cactus conforman un entorno tan singular como imperdible. La última parada es la Bodega Kirton, donde se elaboran vinos artesanales y los visitantes pueden recorrer y disfrutar el sitio. Allí, cada etapa del proceso, desde la fermentación controlada hasta la vinificación, se realiza con especial cuidado y respeto por el ambiente y su paisaje natural.
Más Córdoba, más vino
En la zona norte de la provincia, en la localidad de Ischilín, se destaca la Bodega Del Gredal, que fue fundada hace más de 10 años como una experiencia familiar y cuenta con más de 130 hectáreas de bosque nativo. Aquí se producen vinos únicos e intensos, como el Pinot noir, el Cabernet Sauvignon, el Chardonnay y el Sauvignon Blanc, lo cual permite al visitante degustar sabores típicos del territorio norte cordobés. Viajando hacia el noroeste se encuentra el establecimiento de la familia Robledo Balzarini, que mezcla lo ancestral con lo moderno: métodos de producción culturales tradicionales y nuevos enfoques tecnológicos. Una visita podría comenzar con la degustación de sus varietales y finalizar el día, alojándose en la finca, para descansar de la jornada.
A pocos kilómetros de Córdoba capital, se encuentra Colonia Caroya, región histórica de la viticultura cordobesa, donde se ve reflejado el paso de generaciones dedicadas al cultivo de la vid. Aquí también es posible disfrutar de propuestas de enoturismo. Se trata de Terra Camiare y La Caroyense. La experiencia permite descubrir sus vinos y todo el proceso de producción a través de degustaciones, cenas preparadas por chefs locales y charlas con enólogos, entre otras actividades que hacen del recorrido un verdadero viaje sensorial.
Por otro lado, entre las zonas de Villa Giardino y La Cumbre, el viñedo Nébula se ubica en la localidad de Santa Cecilia. Este proyecto familiar comenzó en 2015 de la mano de tres hermanos apasionados por el vino. Aquí, los visitantes pueden almorzar al aire libre, degustar vinos con vistas a las sierras, y permanecer hasta el atardecer para disfrutar del paisaje mientras cae el sol entre las montañas. Entre las cepas destacadas, se hallan el Malbec, Cabernet Franc, Sauvignon Blanc y Gewürztraminer, una variedad de uva blanca de origen alemán.
Además, en toda la provincia de Córdoba existen muchas más bodegas y propuestas para conocer el enoturismo: desde el norte y noroeste hasta las sierras chicas, Traslasierra y Calamuchita, donde hay más de 40 establecimientos abiertos al turismo enológico, cada uno con su estilo, variedades de uva y paisajes.
La provincia mediterránea forma parte de una revolución vitivinícola que ha transformado a la Argentina en los últimos años. Se trata del despegue de la producción de vinos de alta calidad, en la que cada región ha logrado su identidad. Mendoza, San Juan, La Rioja, Salta, Río Negro y también Córdoba configuran un mosaico que llevó a que, desde el decreto presidencial de 2010, el vino sea declarado como la bebida nacional de Argentina.
Visitar Córdoba es descubrir otra cara del vino argentino. Con proyectos comprometidos con la sustentabilidad y la experiencia del visitante, la provincia ofrece una propuesta enoturística ideal para quienes buscan descubrir nuevos destinos con una copa en mano. Quienes deseen emprender este Camino del Vino, pueden consultar más información en Visit Argentina, la plataforma oficial de turismo en el país.






















