• En zonas céntricas de la capital, una hora de estacionamiento puede costar alrededor de $1.260 en áreas reguladas y sobre $3.300 en recintos privados, reflejo de la presión sobre oferta y demanda que afecta a trabajadores, residentes y visitantes.

En Santiago, el estacionamiento en zonas de alta demanda como ejes laborales, polos de servicios y áreas comerciales, opera bajo una lógica de oferta limitada y rotación municipal: los operadores deben asegurar disponibilidad y las autoridades desincentivan estancias prolongadas para evitar saturación en calle. 

Este escenario abre la discusión sobre cómo la digitalización y la automatización pueden ordenar el uso de los espacios, aliviar la congestión y mejorar la experiencia de los conductores.

Los altos precios responden a una lógica de mercado y a objetivos de gestión urbana. “Los operadores deben asegurar cupos en sectores de alta concentración comercial y laboral, mientras que los municipios incentivan la rotación para evitar que las calles se saturen con autos estacionados todo el día”, explica Juan Pablo Santa María, CEO de ParkingApp. “En ese contexto, las tarifas más altas actúan como un mecanismo de regulación que equilibra disponibilidad y uso entre zonas céntricas y periféricas”, añade.

La presión sobre los cupos se intensifica por el tamaño del parque vehicular en la Región Metropolitana: solo en 2023, el 36,7% de los permisos de circulación del país se concentró en la RM, indicador de la demanda que enfrentan los estacionamientos del Gran Santiago.

Ante este escenario, la digitalización y automatización emergen como herramientas clave. “La tecnología no elimina por sí sola la demanda, pero sí optimiza el uso de los espacios. Reduce tiempos de acceso y salida, elimina barreras físicas innecesarias y entrega información en tiempo real sobre disponibilidad”, señala Santa María. 

La mayor adopción de pagos sin contacto y billeteras digitales, que en Chile crecieron sobre 1.000% en 2023 y ya muestran alta penetración, también favorece una experiencia más ágil y transparente.

Para los usuarios, los beneficios son directos. Seguridad (cámaras y lectura de patentes que registran cada ingreso y salida), rapidez (menos filas y tiempos muertos) y comodidad (pago desde el teléfono y certeza de disponibilidad). “El estacionamiento inteligente convierte una experiencia muchas veces frustrante en algo más eficiente y seguro”, afirma el ejecutivo.

Santiago, además, está bien posicionado para la masificación de estos sistemas por su madurez digital y la adopción de medios de pago electrónicos entre la población bancarizada, donde el uso de pagos sin contacto supera ampliamente el promedio regional, lo que facilita la transición hacia una gestión más moderna de estacionamientos.

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