Por Iryna Harustovich, Managing Director Merck Group & General Manager Merck Healthcare Chile.
Imagínense una sala de reuniones donde todos piensan igual. Mismo idioma. Mismo género. Mismo origen. ¿Qué puede salir de ahí? ¿Una innovación real? ¿Una solución que transforme vidas? Difícil. Las buenas ideas no vienen vestidas de un solo color, ni de un solo acento. Donde no hay diversidad, la creatividad se asfixia.
Sin duda que nuestro propósito debe ir más allá de celebrar las diferencias. Es clave desafiar la comodidad de la homogeneidad, ésa que perpetúa sesgos, excluye miradas y limita el potencial humano. No debemos trabajar por tendencia, ni por cumplir una exigencia externa. Es clave hacerlo por convicción y estrategia. La diversidad no es sólo un check list, es el motor invisible de todo lo que hacemos, desde una molécula hasta una política interna.
Como compañía, nos hemos puesto metas ambiciosas. Aspiramos a alcanzar la paridad de género en roles de liderazgo para 2030, y promovemos la inclusión de manera amplia en todas nuestras unidades, reconociendo que un entorno integrador no es solo un imperativo humano, sino un requisito estratégico para innovar.
Incorporar talento diverso no solo amplía perspectivas, a través de miradas múltiples para problemas complejos, sino que fortalece las soluciones de salud que desarrollamos y adaptamos. Pero no basta con atraer talento diverso si no creamos espacios donde ese talento pueda expresarse, crecer y quedarse. La inclusión real empieza cuando el potencial diverso no solo entra, sino que se queda y transforma.
Por eso, invertimos en formación en liderazgo inclusivo de nuestros líderes, promovemos redes internas como Women in Leadership, Rainbow Network y Leaders of Color, y avanzamos en medidas concretas como, por ejemplo, baños neutros en nuestras oficinas. Esto garantiza que cada persona, sin importar género, orientación, cultura o discapacidad, pueda aportar desde su plena autenticidad.
Además, fomentamos la colaboración intergeneracional: al conectar el talento joven y senior, obtenemos equipos más productivos y creativos, capaces de responder a los desafíos del mañana. Porque al trabajar por la diversidad no solo construimos una empresa más potente: cimentamos una sociedad más justa, solidaria y saludable. Esa es la ciencia del futuro.