Finalizó el principal encuentro de innovación y tecnología de Latinoamérica con ideas que desafiaron el presente: revertir el envejecimiento, reprogramar el sistema inmune y tomar acción antes de que la tecnología decida por nosotros.
Santiago, junio de 2025. – Terminó el mayor encuentro de futuro en América Latina, pero más que una clausura, lo que se vivió fue el inicio de una nueva conversación. Durante dos días, 800 asistentes presenciales y en línea fueron parte de una conversación transformadora, donde se discutió sin rodeos lo que viene para la humanidad en los próximos años. No como hipótesis, sino como hechos en desarrollo.
Desde la posibilidad de revertir el envejecimiento hasta la proliferación de agentes autónomos que ya toman decisiones por nosotros, lo que quedó claro es que estamos al borde de una reconfiguración profunda de lo que entendemos por salud, trabajo, poder, privacidad y propósito.
“La gran pregunta es qué rol jugamos en todo esto”, planteó Pilar Manchón, directora de IA en Google, en una intervención que combinó ética, urgencia y pedagogía. “¿Sabemos cuál es nuestro papel como individuos, como empresas, como región? ¿O vamos a asumir que alguien más ya está tomando esas decisiones por nosotros?”. Su llamado fue claro: educarse, informarse y tomar acción. Porque el futuro no es neutral, y el uso que le demos a la tecnología tampoco.
Uno de los momentos más disruptivos vino desde el mundo de la biotecnología. Raymond McCauley, reconocido bioingeniero y cofundador de BioCurious, lo dijo sin rodeos: “Ya no hablamos solo de vivir más, sino de vivir mejor. Podemos predecir enfermedades, personalizar tratamientos e incluso revertir el envejecimiento, como ya se logró en ratones”. Y fue más allá: “No estamos simplemente creando vacunas. Estamos reprogramando el sistema inmune, tal como se reprograma un computador”.
Este escenario de avances científicos acelerados, sin embargo, convive con profundas tensiones sociales, económicas y políticas. “La gente no resiste el cambio en sí, sino la pérdida que perciben que viene con ese cambio”, reflexionó Kent Langley, experto en transformación digital. “Esa resistencia no es racional: está profundamente anclada en la psicología humana”.
Y mientras la tecnología escala, los riesgos también. Así lo advirtió la experta en ciberseguridad Jaya Baloo: “Las cámaras, cerraduras y asistentes de voz que tenemos en casa ya son puntos de ataque. Si no nos sentimos cómodos protegiéndolos, terminaremos hackeándonos a nosotros mismos”. La privacidad, dejó claro, no es un lujo: es la base para sostener la confianza en un mundo digitalizado.
No fueron solo advertencias. También hubo espacio para imaginar y construir. Desde la exploración de la IA como aliada en salud mental, hasta el entusiasmo por una economía inmersiva, donde el trabajo y el aprendizaje se darán en entornos completamente distintos a los actuales. En ese contexto, la reflexión de Manchón resonó como una brújula ética: “La tecnología debe estar al servicio de la humanidad, no al revés”.
Bárbara Silva, CEO de Singularity Chile y socia de Singularity University, cerró este encuentro con una invitación abierta: “Durante estos días iniciamos un movimiento de ideas que debe convertirse en acción. Este es el comienzo, no el final. Si el futuro no es lo que viene, sino lo que somos capaces de hacer con lo que tenemos hoy, entonces el momento de actuar es ahora”.
Las principales reflexiones de este encuentro están disponibles en www.singularitychile.com y en las redes sociales @singularitychile.