La limpieza del refrigerador suele quedar relegada en la rutina doméstica, pese a ser un punto crítico para evitar contaminación cruzada, olores persistentes y deterioro de alimentos.
Un refrigerador limpio no solo mantiene frescos los alimentos, también actúa como barrera frente a riesgos que muchas veces desconocemos. Este electrodoméstico, el más grande y usado de la casa, requiere una mantención constante para funcionar de manera segura. Cuando no existe una rutina de limpieza adecuada, pueden aparecer focos de contaminación cruzada, olores persistentes y condiciones que afectan la salud de quienes consumen esos alimentos. Por eso es clave saber exactamente cómo asearlo, qué productos evitar y qué prácticas permiten mantener su interior en óptimas condiciones.
La experta en inocuidad alimentaria y académica de la Universidad Andrés Bello, Natalia Sánchez entrega algunas recomendaciones al respecto. Su primera advertencia apunta a actuar con rapidez frente al volcamiento o escurrimiento de líquidos. “Si hay un derrame local, el jugo del pollo o de la carne, por ejemplo, se debe limpiar de inmediato”. La especialista recomienda retirar los alimentos del estante afectado y, si la bandeja es removible, lavarla fuera del aparato. En sus palabras, “si la bandeja es removible se puede sacar lavar fuera con detergente y agua caliente”.
Si el estante no puede extraerse, existe una alternativa segura. “Lo que se puede hacer una solución diluida de cloro, una cucharadita en 4 litros de agua, y con eso en un paño suave, se limpia la superficie donde cayó este líquido”. Antes de aplicar la solución, es clave absorber el derrame con un paño o toalla limpia. Para el mantenimiento habitual, la experta indica que “para cosas cotidianas se puede utilizar simplemente un paño con agua caliente y detergente suave, un lavaloza sirve”.
La elección de los productos de limpieza no es un detalle menor. “No se deben utilizar sustancias corrosivas ni químicos como el amoníaco dentro del refrigerador, ya que liberan gases que quedan atrapados en un espacio cerrado. Tampoco corresponde usar productos con abrasivos, porque pueden dañar la estructura interna, especialmente las partes plásticas”, detalla la especialista. El vidrio resiste, pero los plásticos internos pueden dañarse con el uso repetido de sustancias agresivas.
También menciona que “podría utilizarse una solución de alcohol, pero requiere ventilar también unos minutos”. No es necesario desconectar el refrigerador para limpiarlo.
Para controlar olores, existen soluciones sencillas. “Se pueden neutralizar los olores, por ejemplo, con filtros de carbón, que son fáciles de encontrar en la mayoría de los comercios”. También recomienda limpiar las gomas de las puertas con un paño y, sobre todo, secarlas bien. Según detalla, “pueden crecer hongos porque las gomas tienden a recalentarse cuando el refrigerador está muy cargado, algo que ocurre con mayor frecuencia en verano debido a las altas temperaturas”.
Cuando aparecen hongos en vegetales almacenados, la indicación es clara. “Lo ideal es sacar todo lo del refrigerador para limpiar la superficie, para que no sigan contaminándose las otras cosas porque las esporas quedan ahí”. En cuanto al orden interno, recomienda mantener vegetales en la parte inferior y evitar humedad excesiva.
Una recomendación relevante es evitar productos pensados para superficies externas. Sánchez señala que “no hay que usar amonio cuaternario o estos pañitos desinfectantes, que tienen una sustancia que tienes que remover y son para superficies externas que tú puedes enjuagar después”. Para los derrames de origen animal, lo más adecuado sigue siendo utilizar detergente, agua caliente o una solución de cloro muy diluida.
El freezer también necesita una mantención cuidadosa. Sánchez señala que la pérdida de temperatura puede detectarse fácilmente. “Si uno abre el freezer del refrigerador normal y los productos están unidos, como en un bloque de hielo, lo más probable es que se perdió la electricidad, se descongeló y después se volvió a congelar”. Este proceso genera cambios que los usuarios suelen interpretar como “olor a refrigerador”.
Sobre su rutina personal, comenta que “el freezer yo lo limpio una vez al año”. En modelos con formación de hielo, lo adecuado es descongelar, retirar el hielo y conservar temporalmente los alimentos en un espacio que mantenga la temperatura de congelación. También recuerda que los congelados tienen un límite de almacenamiento. “Tienen fechas que hay que respetar, porque después cambian las características organolépticas, es decir, el sabor, la textura”. Esto no se debe a un daño, sino al paso del tiempo y a cambios naturales en el producto.






















