The Real Eco State es una empresa chilena creada en 2017 con el propósito de proteger la Patagonia chilena a través de la venta de terrenos para conservación.
En un país con una naturaleza tan diversa y única en el mundo, pero a la vez tan amenazada por el cambio climático, la necesidad de preservarla para asegurar el futuro de nuestro planeta llevó a su fundador y gerente general, el abogado Felipe Escalona, a desarrollar un modelo de negocios único en Chile.
Un poco de historia
Todo comenzó hace seis años, cuando Escalona trabajaba como fiscal en una empresa inmobiliaria. Amante de la naturaleza, durante una excursión en Torres del Paine se extravió y estuvo a punto de morir. Cuando logró ser rescatado, la experiencia vivida lo llevó a querer darle un vuelco a su vida. Mientras pensaba qué hacer, en una visita a Puerto Varas vio la gran cantidad de loteos que se habían desarrollado botando árboles y haciendo caminos, pero que no necesariamente terminaban siendo habitados.
Entonces, decidió que su expertise inmobiliaria la emplearía en comercializar terrenos en Aysén no con la finalidad de que se habitaran, sino que para preservar intactas sus características naturales.
Con ese objetivo en mente dejó su trabajo, invirtió todo lo que tenía en la adquisición de terrenos en la Región de Aysén y fundó Activo Austral, la primera empresa nacional que, utilizando las normas de subdivisiones prediales, emplearía el Derecho Real de Conservación (DRC) como instrumento legal para asegurar que los terrenos que vendería a particulares se mantendrían inalterados de manera perpetua.
Se crearían así Parques Privados de Conservación, tal como lo son Pumalín o Tantauco, pero a una escala mucho menor y más abordable económicamente para muchas más las personas: Podría “democratizar” la conservación de las maravillas naturales de nuestro país.
El DRC permite proteger distintos atributos naturales, como un ecosistema o especies amenazadas, definiendo usos permitidos y restringidos de la tierra, como por ejemplo la prohibición de usos industriales, tala de bosques, construcción de cercos perimetrales, ingreso de animales domésticos, fogatas, acumulación de basura o la modificación de cauces de agua, entre otros. De esta manera propicia la recuperación de los ecosistemas naturales para enfrentar la crisis climática.
Así, cuando un inversionista adquiere un terreno está protegiendo de manera perpetua entre el 98% y el 100% de la superficie respectiva. Quien vela por el cumplimiento del DRC es la fundación sin fines de lucro Wildland Ecobenefit Conservancy (WEConserv), enfocada en conservar el patrimonio natural y cultural de tierras privadas en el largo plazo.
Saliendo de nuestras fronteras
Considerando que más del 20% de las ventas provenía de ciudadanos norteamericanos y europeos, y se apreciaba una creciente demanda de extranjeros por adquirir terrenos en la Patagonia Chilena para su conservación, Escalona decidió dar un nuevo paso. En 2022 inició el proceso de internacionalización de su compañía, abriendo una oficina en Nueva York Estados Unidos, y rebautizó a la empresa como The Real Eco State. E
ste cambio permitiría a la compañía solucionar las dificultades que representan para los eventuales compradores de otros países las exigencias legales chilenas, simplificándoles el proceso.
Con su modelo sustentable, The Real Eco State busca democratizar la inversión en conservación, mediante la venta de terrenos desde un mínimo de 5 hectáreas, apuntando a una inversión de largo plazo, preservando grandes extensiones de tierra y toda la biodiversidad que hay en ellas. Gracias a esto ya no es necesario poseer enormes recursos económicos o crear fundaciones para contribuir a la preservación de nuestras áreas naturales vírgenes.
“La necesidad de democratizar el proceso de conservación en nuestro país es para que muchos más chilenos sientan que tienen la posibilidad de contribuir con acciones concretas a ese propósito. Ojalá que por cada Douglas Tompkins tuviésemos miles de chilenos anónimos, miles de “mini Tompkins”, sumádose al esfuerzo de conservar nuestro sur austral”, afirma Felipe Escalona.
Los tres ejes claves de desarrollo del modelo son la inversión sostenible, la conservación y el impacto local con miras a entregar un aporte al sector productivo de las comunidades. A la fecha, se han ejecutado 11 proyectos de parques privados de conservación. De ellos, 6 se encuentran en proceso de venta, con más de 5.000 hectáreas vendidas y conservadas, quedando aún más de 1.000 hectáreas disponibles.
Conservar también puede ser un buen negocio
El perfil de un cliente de The Real Eco State es el de un conservacionista e inversionista: lo anima la posibilidad de contribuir a la protección de la naturaleza, pero al mismo obtiene una rentabilidad del 20% promedio anual. Desde 2017 las ventas han alcanzado los US$25 millones y para 2023 se estima sumar US$ 12 millones.
En línea con la meta de nuestro país de alcanzar la carbono neutralidad en 2050, The Real Eco State obtuvo la certificación CarbonNeutral®, el sello más reconocido en el mundo en esta materia. Para ello calculó sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) con el fin de neutralizarlas mediante la adquisición de bonos de carbono para la protección de la reserva costera valdiviana y la conservación de la selva del Amazonas.
En 2021 sus operaciones generaron 59,5 toneladas de CO2, las cuales fueron medidas por la consultora internacional CarbonNeutral® S.A., de Climate Impact Partners.
“La Patagonia es uno de los grandes tesoros naturales que tiene Chile. Una enorme extensión de tierra de una belleza inigualable, cuya geografía imposible se encarga de reducir la presencia humana al mínimo y, por tanto, también las posibilidades de urbanización. Ello permite que su mitigación al calentamiento global sea cada vez más importante, en la medida que otros pulmones del planeta, como el Amazonas, son víctimas de una deforestación que se prolonga ya por varias décadas”, agrega Escalona.
Colaboración con la NASA
El posicionamiento de The Real Eco State también se da en otros ámbitos. El año pasado la empresa se sumó a la misión que, desde hace cuatro años, realizan conjuntamente la NASA y la Universidad de Maryland para crear un mapeo preciso de las grandes áreas verdes del planeta y calcular lo más exactamente posible la captura de carbono que estas realizan.
Iniciada en 2018, la misión Global Ecosystem Dynamics Investigation (GEDI), emplea tecnología LIDAR -que utiliza las propiedades físicas de la luz para estimar la altura de cualquier objeto natural o artificial- para disparar rayos láser hacia la superficie terrestre controlados desde la Estación Espacial Internacional, que están produciendo las primeras observaciones de alta resolución de la estructura 3D de la Tierra.
Eso permite realizar mediciones precisas de la altura de los bosques, su estructura y elevación de la superficie, mejorando sustancialmente la capacidad de caracterizar procesos importantes como el ciclo del agua y del carbono, cuantificar la biodiversidad de árboles presentes en un área y el hábitat circundante. En palabras simples, se está elaborando un inventario de la capacidad de grandes extensiones geográficas de capturar carbono, así como de otros parámetros forestales, de manera totalmente remota.
Sin embargo, la cobertura de esta parte del globo no iba a alcanzar a completarse antes de este mes, cuando se presupuestaba el fin del proyecto GEDI. Por eso, la incorporación de The Real Eco State y de la WEConserv -cuyo propósito es la conservación de tierras y la generación de conocimiento científico sobre ellas- permitió extender la iniciativa, ahora sin el uso de satélites.
Ambas entidades comenzaron a operar en la Patagonia chilena un dron especializado con tecnología LIDAR capaz de generar datos precisos que permitirán calibrar la información de GEDI en zonas remotas que no estaban siendo bien cubiertas por los satélites. Mientras la NASA y la Universidad de Maryland realizan un procesamiento más fino de los datos, el trabajo conjunto ya está obteniendo lo que podría considerarse como la estimación más precisa sobre el aporte que realiza la Patagonia a la regeneración del planeta.
Y es que, según las proyecciones de WEConserv, cada hectárea de bosques patagónicos captura en promedio unas 105 toneladas de carbono, lo mismo que producen 35 personas en promedio cada año. Así, las cerca de 45 millones de hectáreas de la Patagonia chilena potencialmente capturan las emisiones de carbono equivalentes a 15 millones de chilenos cada año.
Escalona explica que la generación de esta información científica “permitirá a todas las personas que han invertido o quieren hacerlo para conservar la Patagonia, creando pequeños parques de conservación privados, saber exactamente cuánto carbono captura su terreno y, quién sabe, incluso entrar al mercado de bonos de carbono, fomentando la conservación privada de nuestra Patagonia virgen”.
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